Cerca de doscientos veterinarios asistieron ayer al taller de actualización sobre la peste porcina africana organizado por el Consejo de Colegios de la Profesión Veterinaria de Castilla y León, en formato en línea, en el que los cuatro especialistas abordaron los fundamentos infecciosos de la enfermedad, la eficiencia de las medidas de bioseguridad, la importancia del control de la población de jabalí por ser especie vector y la política de vigilancia epidemiológica que impone a la UE a sus estados miembros.
Rubén Serrano, director general de Producción Agrícola y Ganadera de la Junta de Castilla y León, se encargó se inaugurar la sesión, y presentó las medidas realizadas por la Administración autonómica, entre las que sobresale la creación del comité de expertos multisectorial y las enriquecedoras aportaciones obtenidas.
El veterinario segoviano Antonio Palomo Yagüe, miembro del Comité Científico del Ministerio de Agricultura para la PPA, aseguró que se trata de un arbovirus muy complejo, a diferencia del de la peste porcina clásica, con elevada letalidad pero menos contagioso que otras enfermedades actuales con la influenza aviar o la lengua azul, por su diseminación lenta.
Además de explicar la sintomatología –fiebre alta, edemas, ictericia, animales tumbados...-, tiempos de incubación y formas de excreción, destacó que el virus puede estar activo hasta 70 días en restos de animales muertos, advirtió del peligro de infección que puede suponer reintroducir en la granja animales recuperados y se refirió a los métodos de diagnóstico en laboratorio, a través de PCR Elisa.
Factor humano y bioseguridad
Por su parte, Carlos Piñeiro, veterinario director de la empresa Pigdata, proporcionó pautas de bioseguridad desde una visión aplicada y basada en el análisis de datos y la gestión del riesgo. “Como en toda enfermedad epidémica debemos conseguir que no entre en nuestra explotación, que si lo hace no se extienda, y que tampoco afecte a granjas del entorno”, apuntó el experto, quien también incidió en el comportamiento de las personas como elemento clave de la bioseguridad.
Según precisó, “el virus puede llegar por la fauna, por materiales como la paja cama o agua, por herramientas, por vehículos, por productos de origen animal como la carne o el purín, pero el mayor riesgo proviene de las personas, ya sean trabajadores, transportistas, veterinarios o visitantes”. Por ello, defendió la necesidad de seguir controles estrictos que no queden en el aspecto teórico para evitar que la PPA afecte al sector productivo, con las consiguientes pérdidas.
El análisis de la situación del jabalí en la comunidad, desde la perspectiva de planificación y gestión mediante caza y control poblacional, fue abordado por Ignacio de la Fuente Cabria, jefe del Servicio de Caza y Pesca de la Consejería de Medio Ambiente. En su exposición, señaló que existe un plan nacional de control de la especie desde 2019, consensuado por la Administración, sector primario y cazadores, y detalló el problema real que supone su expansión por zonas donde no estaba presente,
Más jabalíes abatidos en Valladolid que en Palencia
“En Valladolid, provincia que carece de montañas y de grandes masas forestales, hoy se abaten más jabalíes que en Palencia”, señaló De la Fuente como prueba de su presencia en áreas llanas del centro de la región, sin olvidar su aproximación al medio urbano. También explicó las medias de extracción de ejemplares por cada 100 hectáreas en las diferentes zonas en las que se divide la comunidad, con densidades altas, medias o bajas, y la relación de la especie con la siniestralidad viaria.

Finalmente, Luis Miguel Fernández Calle, del Servicio de Sanidad Animal de la Consejería de Agricultura, explicó los detalles del programa de vigilancia, prevención y lucha contra la PPA en esta región. Así, se refirió a las medidas de vigilancia epidemiológica y control que impone la UE a los estados miembros para su erradicación, al igual que con la enfermedad de Aujeszky.
Entre ellas, mencionó tanto las de carácter activo como pasivo, que van desde la campañas informativas entre el sector y la sociedad en general –ganaderos, agricultores, cazadores, transportistas, personas que salen al campo por motivos de ocio...- a las encuestas de bioseguridad efectuadas en las propias explotaciones en 2013, 2023 y 2024.