La profesora oscense Mercedes Jaime, con la obra
“He querido devolver a la profesión veterinaria parte de lo mucho que he recibido de ellos. Son gente extraordinaria, humilde, grandes lectores que tienen una vena humanística y una visión muy amplia del mundo. He estado trabajando a su lado treinta años y he aprendido muchísimo porque soy muy curiosa. Espero que el diccionario lo hagan suyo”. Así se expresa Mercedes Jaime Sisó, profesora titular del Departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de Zaragoza, tras concluir el ímprobo trabajo del primer diccionario inglés-español de términos veterinarios.
Es una vasta obra, editada por la Organización Colegial Veterinaria (OCV), que recopila más de 50.000 entradas organizadas de forma alfabética, y que se hace realidad tras más de tres décadas de dedicación paciente y abnegada por parte de la autora. Una iniciativa que demuestra con hechos el valor de la transferencia del conocimiento a la sociedad que debe ser la esencia de las universidades.
Con una orientación académica y profesional, este proyecto es uno de los más ambiciosos de lexicografía aplicada al ámbito científico en lengua española y reúne el vocabulario especializado necesario para el estudio, la práctica y la investigación en todas las ramas de la medicina veterinaria y disciplinas afines.
Mercedes Jaime, doctora en Filología Inglesa y recién jubilada, ha dedicado su carrera a la enseñanza del inglés científico aplicado a las ciencias veterinarias desde que llegó a finales de la década de los ochenta a la Facultad del ramo en la Universidad de Zaragoza, “donde tuve que partir de cero pero hubo factores que me facilitaron la labor”.
“Entonces era decano Juan José Badiola, a quien fui a ver para conocer su planteamiento de la asignatura, y enseguida me convenció de que allí había perspectivas de futuro y una inmensa tarea por delante. Había además muy buen ambiente, mucha familiaridad en el trato con todo el personal”, evoca Mercedes, quien también tiene muy presente el recuerdo de una época con 600 alumnos en los primeros cursos que afrontaban con inquietud la asignatura.
Surge un acervo
Otro hecho determinante es que, entonces, la inmensa mayoría de las bibliografías de todas las materias estaba en inglés, “lo mismo para una tesis que para un artículo científico. Entonces no había internet, todo era en papel. Me di cuenta de que iba recopilando términos de compañeros, investigadores, becarios... y pasados unos años, como diez, ya surge un acervo y me pongo a estructurar todos esos vocablos para plasmarlos en un diccionario de la profesión”, señala la profesora.
Su experiencia directa con estudiantes de grado, máster y doctorado, así como su contacto continuo con profesionales e investigadores, ha sido clave en el desarrollo de este proyecto que cubre todas las áreas de especialización veterinaria: desde anatomía, cirugía o parasitología hasta bromatología, acuicultura o producción animal. “He ido de la mano de las ramas o campos de actividad que establece la RACVE, como etología, anatomía de las especies, reproducción, toxicología...”, explica la autora, que merced a su condición de insomne ha podido dedicar muchos ratos de vigilia a tan magna obra.
Mercedes Jaime ha dedicado tres décadas a este diccionario que no es un glosario, ni una recopilación parcial, sino una obra integral, cuidadosamente estructurada y pensada para resolver las dificultades reales que encuentran quienes necesitan leer, traducir o redactar textos técnicos en este ámbito y lo ha hecho compaginando su labor docente con la investigación y el contacto continuo con especialistas nacionales e internacionales.
“Fui vicerrectora de Intercambios y he tenido la oportunidad de conocer las principales facultades de Veterinaria de España y de Europa, gracias a las relaciones internacionales y el programa Erasmus. Puedo asegurar por tanto que en prácticamente ningún país había una asignatura específica de inglés como la impartida en Zaragoza. De ahí que este diccionario saliera de allí”, explica la autora.
Información cruzada
Cada entrada se enmarca en su campo científico específico mediante abreviaturas normalizadas, a diferencia de otros glosarios o diccionarios, e identifica además si el término se aplica a una especie concreta. “Por ejemplo, al hablar de salas de ordeño me he referido a todas las que existen, después de un largo trabajo de catalogación, al igual que al definir el instrumental quirúrgico o incluir términos de disciplinas relativamente novedosas, como acuicultura y apicultura”, precisa Mercedes Jaime, quien destaca al respecto la importancia de “cruzar” la información.
La obra incluye información gramatical, variantes geográficas, sinónimos, referencias cruzadas y definiciones cuando es necesario y se ha publicado en formato impreso en una edición limitada que ha sido repartida en los colegios veterinarios españoles, facultades de Veterinaria y otras instituciones, como el Instituto Cervantes en países anglosajones o la Real Academia Española y la de las Ciencias Veterinarias.
Próximamente se espera poder contar con este diccionario en formato online, ya que, aunque ha sido concebido para veterinarios, resulta útil para traductores, periodistas científicos, técnicos de seguridad alimentaria, especialistas en medioambiente, bioquímicos, genetistas, farmacólogos, y otros profesionales de disciplinas afines.
“Agradezco al Consejo General su apoyo para hacer realidad el diccionario, y por eso he cedido los derechos de la primera edición, con el fin de que llegue a todos los Colegios de Veterinarios de España, a las facultades, para que resulte útil tanto a profesionales en ejercicio como a estudiantes”, confiesa Mercedes Jaime, quien lamenta la falta de visibilidad social de la veterinaria.
“Es inadmisible –prosigue- la marginación que sufre esta profesión. No se contó con sus conocimientos en salud pública y gestión de epidemias con el Covid, que fue un error. No se ha tenido cuenta su criterio en la Ley de Protección Animal, cuando son los verdaderos especialistas en el ámbito del bienestar de los animales, y ahora, además, se margina su juicio clínico y científico con la nueva normativa del medicamento. Me entristece profundamente. También me preocupa la visión irreal con la que llegan muchos alumnos a la carrera, muy influenciados por el veganismo y el animalismo: idealizan la naturaleza, criminalizan la producción animal, no quieren trabajar en mataderos... Tienen que valorar el amplio arco de actividades de la veterinaria y su servicio a la sociedad”.